Bienes inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz

En este blog se reune la información disponible sobre los distintos bienes ubicados en el término de Bujalance y que se encuentran inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz ( http://www.juntadeandalucia.es/cultura/web/publico/areas/minisitio.jsp?idA=5&men=1&pagc=5_1_0catageneral.jsp ).

sábado, 26 de septiembre de 2009

Fuente de la Higuera

En el BOJA nº 8 de 14 de enero de 2004 aparece la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con el número 95, el yacimiento de Fuente de la Higuera. A este yacimiento corresponde la siguiente descripción: en él se observan los restos de un asentamiento romano y otro medieval. Este asentamiento, de origen romano, se corresponde con el poblado de Higuera de Bujalance, que perdura al menos hasta finales del siglo XIII, y del que tenemos noticias por el Libro de las Tablas (1260).
El yacimiento se encuentra en las inmediaciones del pozo conocido como Fuente de la Higuera, enla confluencia del Camino de la Aceña con la actual carretera de Bujalance a Montoro. En la siguiente imagen aparece su delimitación, sobre la ortofotografía del lugar. En línea azul se indica la delimitación fijada en el citado BOJA. En línea roja se indica la extensión observada de la dispersión de los fragmentos cerámicos en varias visitas de reconocimiento al lugar, y que resulta mucho más amplia. El asentamiento principal podría estar acompañado por algunas necrópolis en sus inmediaciones (recinto delimitado en el cerro próximo, y recinto - no mostrado en la fotografía- en el cerro Fuente de la Higuera).

Delimitación (BOJA 14/01/2004):
X / Y
1) 378.770 / 4.197.970
2) 378.860 / 4.197.970
3) 378.860 / 4.197.870
4) 378.770 / 4.197.870

Parcelas catastrales: Polígono 20, parcelas 99, 102, 103, 107 y 108. 9021.

Reportaje fotográfico y referencias históricas
Transcribimos en este punto, actualizado, el artículo Visita a Higuera de Bujalance (en el blog Cuadernos de Bujalance).
En entradas previas de este blog (Higuera de Bujalance ) hemos comentado las noticias que de este poblado tenemos por el Libro de las Tablas de la Catedral de Córdoba, que cita Fray Cristóbal de San Antonio y Castro ( Historia Eclesiástica y Seglar de la Colonia Betis, ahora Ciudad de Bujalance; Granada, 1657, folio 120 ) . Este libro recoge las divisiones de las limitaciones y dezmerías , con erección de nuevas Parroquias, que realizó en 1260 el entonces Obispo de Córdoba. A la iglesia de Bujalance se le da por territorio la Higuera, las casas del Adalid Domingo Sancho, las de Miguel Rubio, la casa de don Silvestre, casas de Pedro Navarro, casas de Gonzalo Pérez, casas de Rodrigo Anejar, y de Pedro Ibáñez, y de Ibáñez Domingo. Fray Cristóbal explica que La Higuera era un lugar pequeño, pero que en el año en que el Obispo de Córdoba tuvo este Cabildo, tenía algunos vecinos, “y así fue necesario señalarles Parroquia donde acudieran a cumplir con las obligaciones de cristianos”.

Fray Cristóbal nos ofrece más detalles “Consta de este instrumento y cláusula de libro, su mayor antigüedad de la Iglesia de Bujalance, y que desde los tiempos precedentes tenía Párrocos, y Beneficiados ... y será muy posible que el invictísimo Santo [S. Gumesindo] fuese Párroco de la Higuera de Bujalance, y tuviera allí su título y Beneficio”. Según Fray Cristóbal, S. Gumesindo muere, decapitado, en el año 852, y su cuerpo fue enterrado en la Iglesia de San Cristóbal (poblado de San Cristóbal, que por entonces había en el collado del mismo nombre, en Bujalance).El Libro de las Tablas supone una referencia contrastada por otros autores, pero desconocemos las fuentes que utilizó Fray Cristóbal para documentar su historia de S. Gumesindo

En nuestro primer intento de localizar este emplazamiento visitamos el cerro de la Fuente de la Higuera ( véase Vestigios de antigüedad en Fuente de la Higuera ). En él se documentan restos de tégula, fragmentos cerámicos y una pieza troncocónica de arenisca de textura gruesa (una pieza de similar apariencia, pero de color gris, se conserva en el Museo del Hombre y su Medio).

El pasado 3 de julio planeamos una segunda aproximación, marchando ahora hacia el pozo de la Higuera: “Como está en estos tiempos [cuando escribe Fray Cristóbal], reservando su antiguo nombre la fuente caudalosa..” Tomamos el camino de la Aceña, como en nuestra primera ruta, pero esta vez dejamos a nuestra izquierda el carril de tractor que sube hasta el cerro que conserva el topónimo de Fuente de la Higuera, y proseguimos hacia el encuentro del camino con la actual carretera de Bujalance a Montoro, en cuya intersección encontraremos el pozo de la Higuera. El camino está flanqueado por una amplia franja de cascotes y restos cerámicos. Como la mayoría de los caminos de Bujalance, ha recibido una suela de escombros recientes para su consolidación, y el pase indiscriminado del tractor los esparce por los alrededores, comprometiendo la interpretación de cualquier resto original que pudiera encontrarse en esa zona.

El camino inicia un suave descenso hacia el pozo de la Higuera. En esta zona llama nuestra atención la abundancia de piedra arenisca de Porcuna apilada en el paredón, entendemos que con intención de contención o con propósito de acceso, como esta escalera de piedra que mostramos en la fotografía. Lo más probable es que se trate de agrupaciones de piedras que se encontrasen fácilmente disponibles en el entorno, pues el uso al que se destinan no justificaría un costoso transporte desde largas distancias


Escalera construida con piedra arenisca de Porcuna (margen izquierda del camino)


Dejamos atrás estas agrupaciones de piedras y seguimos sin detenernos en los cascotes que, de trecho en trecho, asoman por el olivar de las márgenes del camino. A nuestra izquierda el terreno asciende en fuerte pendiente, y algo llama nuestra atención. Iniciamos el ascenso por el terreno recientemente roturado y a mitad de la cuesta encontramos el primer fragmento de tégula. Los fragmentos continúan apareciendo a lo largo de la calle de olivos, y su densidad aumenta hasta hacerse máxima en un punto próximo a la cima del cerro. Allí ya desaparecen. Volvemos al punto de mayor densidad e iniciamos una exploración siguiendo las curvas de nivel, para constatar que la densidad decrece hasta anularse a dos o tres calles de olivos. Se trata, pues, de restos de alguna construcción no muy grande, y no del poblado que andamos buscando. Aunque algunos restos cerámicos pudieran ser de ladrillo, los más abundantes corresponden a fragmentos de tégula, como se ilustra en las fotografías.

Fragmentos de tégulas encontrados en el cerro en la margen izquierda del camino (véase ubicación en la ortofotografía). Hoy creemos que por su emplazamiento pudiera tratarse de un grupo de tumbas.


Recuperamos nuestra ruta por el camino de la Aceña para aproximarnos al pozo. Aquí nos encontramos a ambos lados del camino una amplia zona cubierta por gran densidad de restos cerámicos y algunas piedras de arenisca de Porcuna. Entre los restos cerámicos pronto reconocemos gran abundancia de fragmentos de tégula romana, ladrillo y, en menor medida, cerámica de menaje doméstico. El grupo de fotografías nos ofrece una panorámica general de los restos, así como detalles de tégulas y otros fragmentos cerámicos. En el margen izquierdo del camino exploramos una amplia zona en la que los restos se extienden hasta el curso de la torrentera próxima. A la derecha del camino los restos cerámicos se extienden hasta la linde de la carretera, el límite de nuestra exploración en este día.



Vista de los fragmentos cerámicos y restos de tégulas esparcidos (emplazamiento de Higuera)

Perfil que muestra el curso de la torrentera (explorada en una segunda visita). Puede observarse una líne de restos cerámicos a un metro de profundidad. Entre estos restos cerámicos pueden reconocerse fragmentos de tégula.



Vista de los fragmentos cerámicos, piedra arenisca y restos de tégulas esparcidos (emplazamiento de Higuera)



Fotografías de detalle con restos de tégulas encontrados en el emplazamiento de Higuera.


Fragmentos de tégula y de pieza cerámica (emplazamiento de Higuera)


Terminamos nuestro paseo junto al pozo de la Higuera, casi perdido entre las obras de la carretera y la acumulación de escombros. El pozo, de configuración cuadrada y paredes de piedra, constituye una singularidad de diseño en nuestro entorno. Entre los escombros del entorno alguien ha plantado, con muy buen criterio, algunas higueras que luchan por progresar en este suelo de cascotes y restos de neumáticos. A un lado vemos el puente viejo del camino de la Aceña, que salva el arroyo que hace de linde de la antigua Higuera de Bujalance. Fotografiamos las aguas quietas del pozo que un día apagó la sed de los habitantes de Higuera. El espejo del agua parece por momentos que devolviera la mirada de antiguos rostros que pasan, aún inmersos en su afán cotidiano.


Esperábamos encontrar restos de un poblado del siglo XIII o posterior, y nos ha sorprendido la impronta romana que domina los fragmentados restos que aún persisten. Higuera debió ser una Villa Romana en cuyo emplazamiento perduraron asentamientos humanos hasta al menos la primera mitad del siglo XIII, si hemos de dar crédito al Libro de las Tablas.






De regreso a Bujalance visito a D. Francisco Martínez Mejías, Cronista Oficial de nuestro pueblo. Él me comenta que conoce el emplazamiento y que hace más de veinte años, después de unas fuertes lluvias, encontraron los restos de un mosaico romano, y también varios fragmentos de tégulas que nuestro ilustre Mario López supo encajar e interpretar a la perfección. El yacimiento de Higuera está catalogado dentro del patrimonio histórico andaluz en el Alto Guadalquivir, con el código 14/012/0027, pero figura como “sin tipificar”, y con un régimen de protección “genérico/colectivo”, que se nos antoja en extremo escaso. Higuera da testimonio de la profunda huella romana en el territorio de nuestro pueblo, sumándose a los hallazgos de Calpurniana, la villa de Los Llanos, en Morente (véase Tégula, en este blog), La Alameda, y el entorno del Pilar (Pozo Nuevo, Santiago, Albarrana y Chorreras). Herida a cada pase del tractor, Higuera puede aún guardar un capítulo importante de nuestra memoria de pueblo, esperando con paciencia de siglos volver a ver la luz del Sol de la campiña.

NOTA: Este artículo fue reproducido en la sección de noticias de la web de Cronistas Oficiales de España.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Fuente del Chorro

Yacimiento de época romana y medieval. Inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (Resolución de 11 de diciembre de 2003 de la Dirección General de Bienes Culturales, publicada en BOJA de fecha 14 de enero de 2004). Ubicado en la margen derecha dle arroyo que discurre paralelo al camino que une la Fuente del Pilar con la Fuente del Chorro. El yacimiento toma su nombre de ésta última. La cronología de estas fuentes se discutirá más adelante. En la siguiente imagen se muestra el yacimiento, delimitado sobre la ortofotografía a escala 1:5000, y con indicación de las parcelas catastrales del SIGPAC sobre las que se extiende.



Delimitación:
X / Y
1) 377.480 / 4.195.020
2) 377.530 / 4.195.140
3) 377.640 / 4.195.110
4) 377.730 / 4.195.020
5) 377.620 / 4.194.950
6) 377.540 / 4.194.960




Reportaje fotográfico (Junio de 2009)


Muro de contención que represa el arroyo. Utilizado hasta tiempos recientes como abrevadero de ganado. Se desconoce su cronología. El muro cedió en las últimas temporadas de lluvias.



Vista general del yacimiento, donde se aprecia gran dispersión en superficie de fragmentos cerámicos.


Detalle de tégulas y fragmento cerámicos que abundan en el lugar.



Detalle de tégulas y fragmentos cerámicos.




Detalle de fragmento de gran tamaño de recipiente cerámico.


Referencias históricas del yacimiento

No conocemos referencias históricas directas de este yacimiento. La Fuente del Chorro, de la que toma su nombre, no existía a mediados del siglo XVII, o al menos no quedó registrada en el catálogo de fuentes y pozos públicos que nos dejó Fray Cristóbal de San Antonio y Castro (1657). Este autor si nos habla de la Fuente del Pilar, que se construyó para aprovechar el hallazgo fortuito de un canal, acaecido en 1612, y que él identifica como de origen romano. Pensamos que pueda tratarse de un Qanat, del que existirían referencias históricas ya en el siglo XI (Al'Udhri, fallecido en 1085, menciona la existencia de un qanat a 25 millas - 35,5 km- al éste de Córdoba). En el artículo Qanats (del blog Cuadernos de Bujalance ) se recogen los detalles de estas referencias históricas. En el mismo blog, se publica el artículo Los secretos del agua: El Qanat del Pilar . En él se describe un reconocimiento del terreno, y se baraja la hipótesis del trazado de este canal, que seguiría la linea de quebrada de los cerros Santiago y Albarrana. Se trataría de un doble canal, posiblemente con un tronco común, pero con ramificaciones entrando en los dos cerros, y con separación de sus aguas, que serían de diferente calidad (la fuente dispone de dos chorros de agua). En los cerros Albarrana y Santiago encontramos algunos fragmentos de tégula y otros restos cerámicos de cronología romana. En la línea de torrentera abundan las cárcavas profundas, en cuyas paredes puede reconocerse, en algunos casos, incrustaciones de cascotes cerámicos (tal vez refuerzos de un pozo secundario de ventilación del qanat). Entre ellos identificamos un fragmento de tégula. La diferencia entre las aguas de ambos chorros ha sido recientemente contrastada con medidas de caudal y análisis de conductividad eléctrica y contenidos de nitratos (La doble fuente del Pilar ) y con el análisis de elementos traza mediante la técnica de ICP-MS (Análisis de elementos trazas en aguas de pozos y f... ). Hemos conocido también que hace algunas décadas se procedió a la limpieza de los canales que alimentan la fuente del Pilar. No hemos podido recabar más detalles. La Fuente del Pilar, como hemos comentado, es fábrica de comienzos del siglo XVII, y es muy posible que conste de un primer tramo de conducción, también de esa época, que se dispuso para conducir el agua desde la boca del qanat original hasta el Camino Real, donde se quiso construir la fuente. Parece que la limpieza se realizó descubriendo la pared de ladrillo e introduciéndose los hombres (de rodillas) por la conducción que la alimenta la fuente.
Estos indicios apuntan a la existencia de un quanat de cronología romana, que supondría una fuente de agua para el asentamiento a que corresponde el yacimiento que aquí se describe. Pero este quanat pudiera no ser el único. En frente, y en el mismo cerro de las Chorreras sobre el que se asienta este yacimiento, pudiera existir otro quanat. En el mismo artículo Qanats , antes citado, se habla de la famosa Piedra del Gallo, que daría entrada a una galería subterránea. Signos más creíbles de la existencia de qanats en este cerro los encontramos en una parcela de hérbaceos que se conserva en su ladera. En ella descubrimos la alineación del comienzo del cañaberal sobre el arroyo, una desconcertante mancha de vegetación que se mantiene verde en medio del rastrojo, a unos 50 metros del cañaberal y, en línea y a otros 50 metros, un pozo. Hemos recogido testimonios que relatan cómo durante unas fuertes lluvias que provocaron una portentosa escorrentía, se formó un vórtice en esta zona que se tragó toda la corriente de agua.
Estos relatos resultan muy sugerentes, pero también especulativos, y requieren de la prueba que puedan aportar eventuales restos arqueológicos. Estos quanats, de existir, plantearían más problemas que soluciones. Efectivamente, todo asentamiento estable, como el que se infiere de este yacimiento, requeriría de un suministro de agua, que bien hubiese podido proceder de pozos hoy desaparecidos o de estas portentosas obras hidráulicas. No obstante, la magnitud de un costoso sistema de quanats (con partes que aún eran visibles en superficie en el Cerro de Santiago a mediados del siglo XVII) no parece corresponderse con la limitada extensión del yacimiento. ¿Qué hubo realmente aquí? Es aún un misterio que encierra un capítulo, sin duda apasionante, de nuestra historia.
Fray Salvador Laín nos trae noticias de hallazgos de un sepulcro romano en esta zona: "El año de 1818 por el mes de octubre se descubrió un sepulcro Romano en Buxalanze cerca de la Fuente de la Salud en una haza de [pan llevar] en la juntura de los arroyos que baxan del Pozo nuebo, y calle del mismo nombre". Véase la interesante historia de un expolio en Hallazgo en Bujalance de una tumba romana en 1818. Manuscrito por Fr. Salvador Laín


martes, 8 de septiembre de 2009

Matadero Municipal

Yacimiento inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (BOJA 14/01/2004)

Descripción: yacimiento de pequeñas dimensiones y de cronología romana donde se registran cerámicas comunes, terra sigillata, tegulae, ímbrices y ladrillos.



Emplazamiento:
Junto a la carretera de circunvalación y al camino que desciende hacia el pozo del Pegujar.

Delimitación:
Coordenas X / Y
1) 379.040 / 4.195.930
2) 379.070 / 4.196.020
3) 379.150 / 4.196.020
4) 379.150 / 4.195.930


Reportaje fotográfico (28-08-2009)


Fragmentos de tegula y de un recipiente cerámico. Este tipo de restos abundan en superficie, haciéndose más visibles a lo largo de las líneas de escorrentía.

Grandes bloques de piedra arenisca de Porcuna, que aparecen alineados. Posibles sillares de una construcción.



Detalle de los bloques de piedra arenisca. Algunos presentan tonos rojizos.

Noticias del yacimiento
Nuestros mayores recuerdan que en esta parcela se cultivaba trigo, y que había una era de trilla en la parte alta del cerro, donde aparecían con frecuencia tégulas enteras. También hay noticias de hallazgos de monedas de época romana, de las que no conocemos más detalles.

Contexto
Yacimiento próximo a rutas transitadas en época romana, como el actual Camino de la Fuente Agria (en el siglo XVII conocido como Camino Real a Aldea del Río), al que también se podría acceder desde este emplazamiento siguiendo el que hoy se conoce en el Topográfico como Camino de los Almendros. En la intersección de estos caminos apareció, según Fray Cristóbal de San Antonio y Castro (Historia Eclesiástica y Seglar de la Colonia Betis, ahora Ciudad de Buxalance; Granada, 1857) una basa de columna con epigrafías de gran relevancia, pues demuestran que Bujalance estuvo afiliado á la tribu Quirina:
"En el sitio llamado Peropalomuerto, entre los dos caminos que hacen cruz [ actuales caminos de Fuente Agria y de los Almedros ?], no lejos de donde se halló el sepulcro de Euce, estuvo una basa y dedicatoria de estatua con una excelente escritura romana; hállase al presente en una esquina del cercado de la ermita de nuestra Señora de Valrico, media legua de Buxalance."
El yacimiento está también próximo al trazado de la Via Heráclea, a su paso por el actual núcleo de población de Bujalance. Algo más al sur se sitúa el yacimiento de la Alameda, también de época romana, e igualmente inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La Alameda

En BOJA de fecha 14 de enero de 2004 se publica la RESOLUCIÓN de 11 de diciembre de 2003 de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se resuelve inscribir colectivamente, con carácter genérico, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, 138 yacimientos arqueológicos de los términos municipales de Nueva Carteya, Cañete de las Torres, Bujalance,Torrecampo, Conquista y Pedroche (Córdoba). Los yacimientos se delimitan por coordenadas X-Y del Mapa Topográfico de Andalucía y por las parcelas catastrales del SIGPAC. Para cada yacimiento se indica la denominación y una breve descripción.
Entre estos bienes aparece el yacimiento de La Alameda, ubicado en la parte sur del casco urbano de Bujalance. Mostramos su delimitación sobre la Ortofotografía Digital de Andalucía en escala 1:5000 (edición de 2004, sobre vuelo de 2001-2002) . En la imagen se incorpora una ficha resumen con las parcelas catastrales afectadas y la descripción del yacimiento.

Coordenadas X / Y
1) 379.047 / 4.194.614
2) 379.162 / 4.194.658
3) 379.188 / 4.194.575
4) 379.091 / 4.194.516


Reportaje fotográfico del bien (29 de agosto de 2009)






La zona está parcialmente construida, con algunas naves industriales. Estas construcciones ya figuran en la Ortofotografía y serían, por tanto, anteriores a la inscripción de este bien, así como a la aprobación de las Normas Subsidiarias de Planeamiento Urbanístico de nuestra localidad (también de 2004). Sin que podamos precisar el grado de solape con la zona delimitada por el yacimiento, en las proximidades se ubica un almacén de áridos y escombros, en el que parece que se practican algunos soterramientos, como el mostrado en la segunda fotografía.
La Alameda en la Historia.
En 1564 Juan Fernández Franco escribe su “Breve exposición y compendio de numismas”, que bien pudiera ser el primer tratado de numismática antigua peninsular. En este tratado se detallan algunas monedas halladas en el término municipal de Bujalance, según texto que se extracta: “En Bujalance, en unos edificios antiguos que han descubierto junto al pueblo, donde dicen el Alameda, una moneda de cobre con un rostro de otro príncipe bárbaro y con un letrero que no se puede leer. Y en el reverso un toro con unas letras abaxo que dicen RIPA”.
Lea más sobre esta noticia en Arqueología en el Bujalance del siglo XVI ( Juan Fernández Franco) :
Fray Cristóbal (Historia Eclesiástica y Seglar de la Colonia Betis, ahora Ciudad de Buxalance; Granada, 1657) nos habla de un primer descubrimiento en el año de 1570, de “Se descubrieron en esta ciudad, en el pago que llaman del Alameda, dos sepulcros antiguos, eran de figura de arcas fabricadas de piedra y argamasa fortísima, cubiertas de piedra, y cerca de ellas se halló una jarra de barro, y un plato”.
En 1631 se produce un nuevo hallazgo, que estudia personalmente Fray Cristóbal, y en el que nos da detalles más precisos de su ubicación: “En este mismo sitio de Alameda el año de mil y seiscientos y treinta y uno, en el camino bajo que va de esta Ciudad a la villa de Cañete las Torres, cerca de un puente que tiene el arroyo se descubrieron tres sepulcros antiguos... Hallábame en esta ocasión y tiempo en Córdoba, vine a Buxalance, donde por vista de ojos, que es lo que debe hacer el que escribe, vi, y experimenté lo que la antigüedad ofreció al presente siglo. Fue conmigo Juan López Velorado, que dio principio a estos descubrimientos de antigüedad, y prosiguiendo con lo comenzado, descubrió otros dos sepulcros en la forma siguiente. Estaban hechas unas arcas de ladrillos bien compuestas, el cimiento era todo de arena de color de oro, y muy menuda, que parecía la habían cernido, estaba la arena en proporción del arca, que sería longitud de siete pies, y dos y medio de ancho. Luego estaban puestos los ladrillos en contorno, y por la parte superior estaban unas piedras grandes toscas, con éstas se cubrían las arcas, o sepulcros, hallaron en ellos algunos huesos humanos [y dientes], con lo cual se conoció ser sepulcros”.Los sepulcros “no están mirando al Oriente y parte por donde sale el sol: tampoco tenían los pies mirando al río, aunque les estaba tan cerca el arroyo, que apenas dista dos tiros de arcabuz [ 200 m ?]; tampoco tenía calderas para sus lavatorios. Luego no eran entierros de Moros” . Fray Cristóbal conoce que “no lejos de este sitio se descubrieron pocos años antes algunos entierros antiguos donde se hallaron calderas, con lo cual nos persuadimos que eran de Moros”, por lo que concluye que “estos sepulcros fueron de tiempo de Romanos, cuando ya estaba predicado en España el Santo Evangelio”. Fray Cristóbal opina que pudieran ser enterramientos de cristianos, que se practicaban en las afueras de los pueblos (“estaban estos sepulcros casi juntos, y todos en distancia de veinte varas de medir, que casi; era el sitio como un osario o cementerio... También pudo ser, que en este sitio hubiera algún Templo y casa de oración donde se recogiesen los cristianos, y últimamente, porque todo este campo se halla lleno de pedazos de tejas, que son notorios vestigios para saber donde tenían sus entierros los antiguos”).

En otro punto de su obra (folio 28), Fray Cristóbal refiere nuevos hallazgos: “En los olivares que llaman de Alameda se han hallado muchos fragmentos de obras de Romanos, pedazos de capiteles con labor Corintia, y basas de mármol muy precioso, algunas columnas quebradas, y otras cosas de este género. Así lo testifica Bartolomé Cerrillo, Clérigo de menores Órdenes, sobrino de don Pedro Serrano, Obispo de Coria, que por tener sus casas cerca de aquel pago, y ser aficionado al ejercicio de campo, más que al ocio de la Ciudad, ha experimentado en pocos años lo mucho de antigüedad que el tiempo ha querido descubrir: si bien los naturales de la tierra, que solo atienden a sus aumentos de hacienda, desprecian la sagrada antigüedad, teniéndola por vanidad y de poca importancia. Este mismo sujeto afirma, haber hallado en el referido pago algunos sepulcros de Moros, y cerca de ellos hallar calderas de cobre, para que se laven los cuerpos difuntos, y queden purificados ellos, o sus ánimas de las abonimaciones...”