Bienes inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz

En este blog se reune la información disponible sobre los distintos bienes ubicados en el término de Bujalance y que se encuentran inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz ( http://www.juntadeandalucia.es/cultura/web/publico/areas/minisitio.jsp?idA=5&men=1&pagc=5_1_0catageneral.jsp ).

sábado, 26 de septiembre de 2009

Fuente de la Higuera

En el BOJA nº 8 de 14 de enero de 2004 aparece la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con el número 95, el yacimiento de Fuente de la Higuera. A este yacimiento corresponde la siguiente descripción: en él se observan los restos de un asentamiento romano y otro medieval. Este asentamiento, de origen romano, se corresponde con el poblado de Higuera de Bujalance, que perdura al menos hasta finales del siglo XIII, y del que tenemos noticias por el Libro de las Tablas (1260).
El yacimiento se encuentra en las inmediaciones del pozo conocido como Fuente de la Higuera, enla confluencia del Camino de la Aceña con la actual carretera de Bujalance a Montoro. En la siguiente imagen aparece su delimitación, sobre la ortofotografía del lugar. En línea azul se indica la delimitación fijada en el citado BOJA. En línea roja se indica la extensión observada de la dispersión de los fragmentos cerámicos en varias visitas de reconocimiento al lugar, y que resulta mucho más amplia. El asentamiento principal podría estar acompañado por algunas necrópolis en sus inmediaciones (recinto delimitado en el cerro próximo, y recinto - no mostrado en la fotografía- en el cerro Fuente de la Higuera).

Delimitación (BOJA 14/01/2004):
X / Y
1) 378.770 / 4.197.970
2) 378.860 / 4.197.970
3) 378.860 / 4.197.870
4) 378.770 / 4.197.870

Parcelas catastrales: Polígono 20, parcelas 99, 102, 103, 107 y 108. 9021.

Reportaje fotográfico y referencias históricas
Transcribimos en este punto, actualizado, el artículo Visita a Higuera de Bujalance (en el blog Cuadernos de Bujalance).
En entradas previas de este blog (Higuera de Bujalance ) hemos comentado las noticias que de este poblado tenemos por el Libro de las Tablas de la Catedral de Córdoba, que cita Fray Cristóbal de San Antonio y Castro ( Historia Eclesiástica y Seglar de la Colonia Betis, ahora Ciudad de Bujalance; Granada, 1657, folio 120 ) . Este libro recoge las divisiones de las limitaciones y dezmerías , con erección de nuevas Parroquias, que realizó en 1260 el entonces Obispo de Córdoba. A la iglesia de Bujalance se le da por territorio la Higuera, las casas del Adalid Domingo Sancho, las de Miguel Rubio, la casa de don Silvestre, casas de Pedro Navarro, casas de Gonzalo Pérez, casas de Rodrigo Anejar, y de Pedro Ibáñez, y de Ibáñez Domingo. Fray Cristóbal explica que La Higuera era un lugar pequeño, pero que en el año en que el Obispo de Córdoba tuvo este Cabildo, tenía algunos vecinos, “y así fue necesario señalarles Parroquia donde acudieran a cumplir con las obligaciones de cristianos”.

Fray Cristóbal nos ofrece más detalles “Consta de este instrumento y cláusula de libro, su mayor antigüedad de la Iglesia de Bujalance, y que desde los tiempos precedentes tenía Párrocos, y Beneficiados ... y será muy posible que el invictísimo Santo [S. Gumesindo] fuese Párroco de la Higuera de Bujalance, y tuviera allí su título y Beneficio”. Según Fray Cristóbal, S. Gumesindo muere, decapitado, en el año 852, y su cuerpo fue enterrado en la Iglesia de San Cristóbal (poblado de San Cristóbal, que por entonces había en el collado del mismo nombre, en Bujalance).El Libro de las Tablas supone una referencia contrastada por otros autores, pero desconocemos las fuentes que utilizó Fray Cristóbal para documentar su historia de S. Gumesindo

En nuestro primer intento de localizar este emplazamiento visitamos el cerro de la Fuente de la Higuera ( véase Vestigios de antigüedad en Fuente de la Higuera ). En él se documentan restos de tégula, fragmentos cerámicos y una pieza troncocónica de arenisca de textura gruesa (una pieza de similar apariencia, pero de color gris, se conserva en el Museo del Hombre y su Medio).

El pasado 3 de julio planeamos una segunda aproximación, marchando ahora hacia el pozo de la Higuera: “Como está en estos tiempos [cuando escribe Fray Cristóbal], reservando su antiguo nombre la fuente caudalosa..” Tomamos el camino de la Aceña, como en nuestra primera ruta, pero esta vez dejamos a nuestra izquierda el carril de tractor que sube hasta el cerro que conserva el topónimo de Fuente de la Higuera, y proseguimos hacia el encuentro del camino con la actual carretera de Bujalance a Montoro, en cuya intersección encontraremos el pozo de la Higuera. El camino está flanqueado por una amplia franja de cascotes y restos cerámicos. Como la mayoría de los caminos de Bujalance, ha recibido una suela de escombros recientes para su consolidación, y el pase indiscriminado del tractor los esparce por los alrededores, comprometiendo la interpretación de cualquier resto original que pudiera encontrarse en esa zona.

El camino inicia un suave descenso hacia el pozo de la Higuera. En esta zona llama nuestra atención la abundancia de piedra arenisca de Porcuna apilada en el paredón, entendemos que con intención de contención o con propósito de acceso, como esta escalera de piedra que mostramos en la fotografía. Lo más probable es que se trate de agrupaciones de piedras que se encontrasen fácilmente disponibles en el entorno, pues el uso al que se destinan no justificaría un costoso transporte desde largas distancias


Escalera construida con piedra arenisca de Porcuna (margen izquierda del camino)


Dejamos atrás estas agrupaciones de piedras y seguimos sin detenernos en los cascotes que, de trecho en trecho, asoman por el olivar de las márgenes del camino. A nuestra izquierda el terreno asciende en fuerte pendiente, y algo llama nuestra atención. Iniciamos el ascenso por el terreno recientemente roturado y a mitad de la cuesta encontramos el primer fragmento de tégula. Los fragmentos continúan apareciendo a lo largo de la calle de olivos, y su densidad aumenta hasta hacerse máxima en un punto próximo a la cima del cerro. Allí ya desaparecen. Volvemos al punto de mayor densidad e iniciamos una exploración siguiendo las curvas de nivel, para constatar que la densidad decrece hasta anularse a dos o tres calles de olivos. Se trata, pues, de restos de alguna construcción no muy grande, y no del poblado que andamos buscando. Aunque algunos restos cerámicos pudieran ser de ladrillo, los más abundantes corresponden a fragmentos de tégula, como se ilustra en las fotografías.

Fragmentos de tégulas encontrados en el cerro en la margen izquierda del camino (véase ubicación en la ortofotografía). Hoy creemos que por su emplazamiento pudiera tratarse de un grupo de tumbas.


Recuperamos nuestra ruta por el camino de la Aceña para aproximarnos al pozo. Aquí nos encontramos a ambos lados del camino una amplia zona cubierta por gran densidad de restos cerámicos y algunas piedras de arenisca de Porcuna. Entre los restos cerámicos pronto reconocemos gran abundancia de fragmentos de tégula romana, ladrillo y, en menor medida, cerámica de menaje doméstico. El grupo de fotografías nos ofrece una panorámica general de los restos, así como detalles de tégulas y otros fragmentos cerámicos. En el margen izquierdo del camino exploramos una amplia zona en la que los restos se extienden hasta el curso de la torrentera próxima. A la derecha del camino los restos cerámicos se extienden hasta la linde de la carretera, el límite de nuestra exploración en este día.



Vista de los fragmentos cerámicos y restos de tégulas esparcidos (emplazamiento de Higuera)

Perfil que muestra el curso de la torrentera (explorada en una segunda visita). Puede observarse una líne de restos cerámicos a un metro de profundidad. Entre estos restos cerámicos pueden reconocerse fragmentos de tégula.



Vista de los fragmentos cerámicos, piedra arenisca y restos de tégulas esparcidos (emplazamiento de Higuera)



Fotografías de detalle con restos de tégulas encontrados en el emplazamiento de Higuera.


Fragmentos de tégula y de pieza cerámica (emplazamiento de Higuera)


Terminamos nuestro paseo junto al pozo de la Higuera, casi perdido entre las obras de la carretera y la acumulación de escombros. El pozo, de configuración cuadrada y paredes de piedra, constituye una singularidad de diseño en nuestro entorno. Entre los escombros del entorno alguien ha plantado, con muy buen criterio, algunas higueras que luchan por progresar en este suelo de cascotes y restos de neumáticos. A un lado vemos el puente viejo del camino de la Aceña, que salva el arroyo que hace de linde de la antigua Higuera de Bujalance. Fotografiamos las aguas quietas del pozo que un día apagó la sed de los habitantes de Higuera. El espejo del agua parece por momentos que devolviera la mirada de antiguos rostros que pasan, aún inmersos en su afán cotidiano.


Esperábamos encontrar restos de un poblado del siglo XIII o posterior, y nos ha sorprendido la impronta romana que domina los fragmentados restos que aún persisten. Higuera debió ser una Villa Romana en cuyo emplazamiento perduraron asentamientos humanos hasta al menos la primera mitad del siglo XIII, si hemos de dar crédito al Libro de las Tablas.






De regreso a Bujalance visito a D. Francisco Martínez Mejías, Cronista Oficial de nuestro pueblo. Él me comenta que conoce el emplazamiento y que hace más de veinte años, después de unas fuertes lluvias, encontraron los restos de un mosaico romano, y también varios fragmentos de tégulas que nuestro ilustre Mario López supo encajar e interpretar a la perfección. El yacimiento de Higuera está catalogado dentro del patrimonio histórico andaluz en el Alto Guadalquivir, con el código 14/012/0027, pero figura como “sin tipificar”, y con un régimen de protección “genérico/colectivo”, que se nos antoja en extremo escaso. Higuera da testimonio de la profunda huella romana en el territorio de nuestro pueblo, sumándose a los hallazgos de Calpurniana, la villa de Los Llanos, en Morente (véase Tégula, en este blog), La Alameda, y el entorno del Pilar (Pozo Nuevo, Santiago, Albarrana y Chorreras). Herida a cada pase del tractor, Higuera puede aún guardar un capítulo importante de nuestra memoria de pueblo, esperando con paciencia de siglos volver a ver la luz del Sol de la campiña.

NOTA: Este artículo fue reproducido en la sección de noticias de la web de Cronistas Oficiales de España.

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